Joven, guapa y feminista.

Con una sonrisa recuerdo la tarde en la que, en medio de una ligera pero polémica discusión, una compañera me dijo: "Es que usted es joven y guapa por eso todavía no se ha dado cuenta. ¡La quiero ver en unos años!".



Jessica Sánchez con quince años dentro del movimiento feminista había perdido la esperanza en los hombres y yo con tres meses de trabajar en el Centro de Derechos de Mujeres - CDM ya sostenía que ellos también pueden ser feministas. - No es por eso - le dije. Es porque a veces peco de ingenua y tengo un punto de vista muy positivo. Y así, muy orgullosa, puse en evidencia lo que era obvio. A la semana tenía listo el llamativo titular de este artículo.

Rara vez encontramos estás palabras juntas, menos común es que sean referidas como calificativos virtuosos para una mujer. Por mi experiencia me atrevería a decir que en nuestro país la mayor parte de las y los jóvenes somos tan poco sofisticados y maduros que es difícil imaginar que se tome en serio que una persona menor de veinticinco años asuma autodefiniciones tan complejas como la de llamarse feminista. Otro factor contribuyente a la peculiaridad de este titular es que, al igual que en diversas partes del mundo moderno occidental, a menudo pensamos que la gente atractiva es siempre vanidosa y superficial y que además a las mujeres atractivas son tan bien tratadas por los hombres que nunca tendrán porque recurrir a “eso del género” para reclamar contra el maltrato. También es sabido que en distintas épocas y sociedades han existido prejuicios y malos juicios sobre las feministas, se ha pensado que somos brujas o que por nuestra mala experiencia de vida tenemos algo en contra de los hombres, por consiguiente también se nos condena a ser feas, poco atractivas y viejas, considerando lo viejo como algo de poco valor (algo con lo que no coincido en lo absoluto).


Sin embargo yo creo que ni ser joven, ni ser guapa, la limita a una para ser una verdadera feminista; para estar convencida que durante muchos años alrededor del mundo se dan relaciones desiguales de poder entre hombres y mujeres, en donde somos nosotras los seres “inferiores”, o “las ausentes” en la historia, el segundo sexo según Simone de Beauvoir. Somos las y los feministas los que nos oponemos a tolerar esa situación de desigualdad y actuamos en consecuencia, optando por una postura política cuyo objetivo principal es reivindicar las injustas relaciones sociales entre hombres y mujeres, y así lograr la necesaria equidad de género, aun si esto implica estrategias de discriminación positiva para con nosotras, como la creación de cuotas obligatorias de participación política o fiscalías especiales de la mujer. Los y las feministas también somos, entre muchas otras cosas, los de la idea de que nuestro cuerpo es nuestro, no de los demás; no de la iglesia, no del estado y creemos fielmente que a quien le toca decidir sobre el cuerpo de cada mujer es a cada mujer y a nadie más, por eso exigimos que se despenalice el aborto.

Han pasado varios meses desde el incidente con Jessica Sánchez; llegó el 2008 y pasó algo muy gracioso. Hace poco he cumplido veinticinco años de vida y he investigado que según algunos indicadores demográficos he dejado de ser joven y lastimosamente ahora sólo podré seguir creyendo que soy guapa y feminista. Guapa según los y las que gustan de mi apariencia (incluida yo misma), y feminista motivada por la lectura y la razón, jamás por el resentimiento o por malas experiencias relacionadas con lo amoroso y lo sentimental.

Por eso el día el hoy, en el marco de la celebración del recién pasado 8 de Marzo Día Internacional de la Mujer, incito al joven lector o lectora a que no sea como yo: ¡No deje pasar veinticinco años de su vida sin profundizar en los asuntos del feminismo y la perspectiva de género! (que son cuestiones diferentes pero fuertemente ligadas). Y a los que no somos tan jóvenes les recuerdo que nunca es tarde para aprender algo nuevo. Sólo me resta enfatizar que en ambos casos hay que profundizar, luego nos preguntan por el sistema patriarcal y no podemos contestar con el mínimo de propiedad. Siendo un poco sarcástica y sexista, pido cuidado en estos temas porque de verdad me preocupa que “entre mujeres” esto de ser joven, guapa y feminista se vuelva sólo una moda, así como “entre hombres” lo son las camisetas del Ché.


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